sábado, 18 de octubre de 2008


Para los adolescentes, la oferta televisiva está relacionada con el entretenimiento. Los conductores y personajes que en ella aparecen forman parte de otro mundo diferente al de ellos, y ese mundo es el del espectáculo. Por oposición, la escuela es el espacio privilegiado para aprender.
Los presentadores de televisión están descalificados por los adolescentes, son poco creíbles, mientras que los profesores están legitimados en cuanto a la ética y la credibilidad de lo que transmiten. Los adolescentes cuyos padres alcanzaron niveles más altos en la educación son más críticos con el desempeño y conocimiento de los profesores. Son más críticos también respecto de los programas y contenidos de la televisión en general.
De lo expresado por los alumnos puede inferirse que, efectivamente, la escuela reproduce las desigualdades sociales en la incorporación como también en el uso de las tecnologías.

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